Los niños y adolescentes cuya diabetes tiene un buen control metabólico no tienen más infecciones y enfermedades que los otros niños.
Sin embargo, cualquier enfermedad hace que el manejo de la diabetes sea más complicado y aumenta el riesgo de cetoacidosis o hipoglucemia.
Guía para pacientes y familias
Los niños y adolescentes cuya diabetes tiene un buen control metabólico no tienen más infecciones y enfermedades que los otros niños.
Sin embargo, cualquier enfermedad hace que el manejo de la diabetes sea más complicado y aumenta el riesgo de cetoacidosis o hipoglucemia.
Existe evidencia que demuestra que una diabetes mal controlada, con un mal control metabólico, puede alterar el sistema inmune, aumentar la probabilidad de enfermar y prolongar la recuperación.
En muchos lugares del mundo, el cuidado de la diabetes en niños y adolescentes es inadecuada debido a la falta de recursos, un deficiente sistema de salud, falta de especialistas en diabetes tipo 1, así como el costo elevado del tratamiento.
Consejos importantes:
1
Glucosa: Medir la glucosa más seguida durante la enfermedad permitirá un manejo óptimo. En el caso de monitoreo continuo se debe tener presente las tendencias de la glucosa. La glucosa sanguínea debe ser monitoreada al menos cada 3 o 4 horas, inclusive durante la noche y en algunas ocasiones cada 1 a 2 horas.
2
La dosis de insulina necesita ser aumentada o disminuida para mantener un adecuado metabolismo de la glucosa, ero nunca se la debe omitir. Un error muy común es pensar que porque el niño no está comiendo no debe usar insulina, esto aumenta el riesgo de una cetoacidosis.
3
Si existen episodios de hiperglucemia, cetoacidosis y vómito recurrentes, con o sin infección se debe pensar en que se está omitiendo la insulina, esto acurre seguido en la adolescencia y representa un problema psicosocial.
4
Es esencial mantener la hidratación en cada niño con diabetes durante la enfermedad aguda; líquidos con o sin azúcar deben ser proporcionados de acuerdo a los niveles de azúcar en la sangre. Considere la utilización de hidratación intravenosa en el caso que el niño no pueda tomar nada.